Héroes y villanos: Grimgor Piel'ierro

Ez el jefe

Poco se sabe de este Orko Negro, de hecho nadie era tan estúpido como para preguntarle. No tenía buen carácter.

Su primera aparición fue en los Desiertos Marchitos con una guardia personal veterana, curtida y sedienta de sangre. Eran pocos y estaban cansados, pero no dejaban de ser Orkos Negros. Parecían venir de alguna guerra por la sangre y las heridas que tenían, pero nadie se atrevió a preguntar. Grimgor conquistó todas las tribus que aparecían a su paso, era masacre tras masacre. Si pasa un día sin luchar, busca la disputa sangrienta con cualquier excusa, observando con su único ojo, desde la masa de cicatrices que componen su cara, a alguien que pueda ofenderle. Si pasan dos días, pulveriza a cualquier Goblin lo bastante desafortunado como para ponerse a su alcance. Si pasan tres días, el ejército comienza a tener problemas… Sólo busca la batalla eterna. La lucha forma parte de la vida de los Orkos, es señal de liderazgo y grandeza.

Al mes de su aparición, ya había construido un pequeño imperio en el borde norte de las Montañas del Fin del Mundo. Siempre en pos de nuevas batallas y añadiendo más seguidores a su causa a medida que los pielesverdes iban uniéndose bajo su bandera.

Los Enanos de Karak-Kadrin fueron los primeros de esta raza en sentir su ira, pues Grimgor les atacó con una ferocidad que rayaba con la locura. A aquellos que no eliminó los capturó y torturó, arrancándoles las barbas pelo a pelo o calentando sus armaduras hasta que eran cocinados vivos. Nunca intentó tomar la inexpugnable fortaleza, sino que se contentaba con despedazar a aquellos que eran enviados contra él. Finalmente, los Enanos, desesperados por sus pérdidas, se escondieron tras sus defensas en espera del inminente invierno. Pero Grimgor no esperó ni se dirigió al Norte de nuevo, sino que atravesó el Paso de los Picos dirigiéndose hacia Kislev para hallar allí nuevas víctimas.

Aunque los Kislevitas eran valientes luchadores, tuvieron que replegarse debido al salvajismo con el que Grimgor les atacó. Tres ejércitos fueron enviados para detenerle, pero fueron cayendo uno a uno… Debido a las grandes nevadas del invierno, regresaron a las Montañas del Fin del Mundo para aniquilar a los Enanos, eliminando todo lo que se le cruzaba por el camino. Los Skaven del Clan Mors sintieron el peso de su ira.

Grimgor había decidido finalmente encontrar una base desde la que atacar y la antigua fortaleza enana de Karak-Ungor parecía perfecta para empezar. La mayoría de los Goblins de la tribu del Ojo Rojo que infestaban el lugar ya eran seguidores de Grimgor y los pocos que no lo eran pronto conocieron su error.

Pero fue en los túneles más profundos donde Grimgor encontró a su auténtico enemigo, así que pronto las viejas dependencias resonaron con el sonido de la batalla. Mes tras mes, las batallas arreciaban y miles de Skaven y pielesverdes morían en cada sala, en cada corredor. Una y otra vez Grimgor pensaba que los Skaven habían sido destruidos, pero el número de ratas aumentaba sin parar. Era justo lo que andaba buscando, una batalla sin fin. Y hasta el día de hoy, sigue esta pauta: En primavera, luchan contra Kislev o el imperio y en invierno se retira a la fortaleza de Karak-Ungor (conocida por los humanos con el nombre de Montaña del Ojo Rojo) dedicando su tiempo a aniquilar Skaven.

Corren rumores de que ha ganado bastante poder y de que pretende extender sus dominios. En los últimos años, se ha adentrado más en las tierras imperiales y todos temen que no regrese a la Montaña del Ojo Rojo.

Fragmento perteneciente al libro ejército Orcos y Goblins 6ª edición