Héroes y villanos: El Emperador
Cuando el Emperador lideró a la Humanidad para extenderse una vez más por la galaxia, hace ya más de cien siglos, marcó el final de una larga era de la historia, y un gran aislamiento causado por las tormentas del warp e innumerables invasiones alienígenas. Ni siquiera los registros antiguos mantenidos por los Historitors del Adeptus Administratum cuentan el relato completo de cómo el Emperador vino para unir y gobernar la Humanidad, o cómo el Imperio recién nacido surgió de la barbarie que había existido antes.
Las leyendas hablan de la creación de los Marines Espaciales, el lanzamiento de la Gran Cruzada y el breve tiempo de iluminación que trajo antes de que la guerra terrible de la Herejía de Horus volviese a sumirlo todo en la oscuridad. La verdad está enterrada bajo milenios de superstición, sumergida bajo siglos de mito o perdida en los anales de la historia olvidada. Quizás haya un scriptorium secreto en alguna mazmorra del palacio imperial donde se podría encontrar la verdad, grabada en libros antiguos y encerrada tras puertas adamantinas. Si existe un lugar así, lo mejor es que permanezca oculto. Sus verdades serían negadas y sus lectores quemados por sus tendencias heréticas. Aquellos días del pasado seguirán siendo un misterio a menos que el propio Emperador decida revelar su conocimiento, aunque nadie puede adivinar que pensamientos se agitan en el interior de su cráneo descompuesto.
En el pasado, el Emperador vivió y respiró como un hombre mortal, pero su existencia física acabó hace tiempo, arrebatada por Horus, el architraidor, en la batalla final por Terra. En la actualidad, miles de años después, el Emperador solo vive por la fuerza inconmensurable de su voluntad suprema. Los campos de estasis y reactores de psicofusión de la máquina conocida como Trono Dorado preservan su cuerpo roto y deteriorado, su gran mente perdura dentro de un cadáver putrefacto, mantenida viva por los misterios de la tecnología antigua. Sus inmensos poderes psíquicos se extienden fuera del Trono Dorado, envolviendo y protegiendo a la Humanidad en una galaxia enemiga, como un faro de luz en la oscuridad.
Si el Emperador falla, nadie podrá detener a los poderes oscuros; Demonios devoradores inundarán la galaxia. Cada ser humano vivo se convertirá en una puerta de entrada para la destrucción de la Humanidad. La realidad será absorbida por el warp, un reino de pesadilla y locura cruel. No habrá materia física, ni espacio, ni tiempo. Sólo Caos.
Fragmento perteneciente al Reglamento de Warhammer 40000 Octava edición.